Los peligros para la Salud Pública en Asturias que la administración no quiere ver

Si recientemente has ido con tu mascota al veterinario habrás percibido su consternación y, si tienes con él la suficiente confianza, te habrá explicado que su situación es más que crítica. Algo que para cualquier médico que se preste es inquebrantable, “Lex Artis Ad Hoc”, ha sido traicionado para nuestros compañeros facultativos, nada más y nada menos que por el Ministerio de Agricultura.

A esta suerte de locura llegan nuestros compañeros tras años de fragmentar y dividir sus competencias entre ministerios, el de Sanidad y el de Agricultura. En el articulo 8 de la Ley General de Sanidad se considera, como una actividad básica del sistema sanitario, aquella capaz de incidir en el ámbito propio de la Veterinaria de Salud Pública en relación con el control de higiene, la tecnología y la investigación alimentarias, así como la prevención y lucha contra la zoonosis y las técnicas necesarias para la evitación de riesgos en el hombre debidos a la vida animal o a sus enfermedades. Y bien, la primera parte, la seguridad alimentaria, es prácticamente el único reducto que les ha quedado a nuestros veterinarios de la Consejería de Salud del Principado de Asturias.

El conflicto de intereses está servido, la ganadería y agricultura empresarial, el Cuerpo Nacional de Veterinarios, aunque con menor representación, está muy integrado en el Ministerio de Agricultura, mientras que el Cuerpo de Veterinarios Titulares dependientes del Ministerio de Sanidad, ni siquiera están integrados en el Sistema Nacional de Salud y, con el traspaso de competencias a las diferentes comunidades autónomas, toda atribución sobre los animales vivos o la cadena de producción animal local les fue vedada.

En los últimos años, los médicos asturianos han tenido que controlar brotes de brucelosis, atender casos de leishmaniosis, por no hablar de la escarabiosis que afectó a numerosas poblaciones asturianas durante la pandemia. Todo ello sin poder contar con nuestros compañeros veterinarios de la Consejería de Salud del Principado de Asturias, porque tienen las manos atadas.

El problema también se cierne sobre los veterinarios clínicos. En núcleos urbanos como Avilés, según datos de 2021, hay mas de 12.000 perros censados, frente a los poco mas de 9.000 menores de 17 años. Hay que estar muy ciego para no darse cuenta de que la salud de nuestras mascotas nos repercute directamente, ya que convivimos estrechamente con ellas, son uno más de la familia. Los veterinarios clínicos están perdidos con las instrucciones de un Cuerpo Nacional Veterinario que solo regula con la vista puesta en las explotaciones agrícolas y ganaderas. Muy preocupado por las resistencias a los antibióticos, prohíbe ahora la prescripción “ad hoc” dejando a nuestros compañeros de viaje desprotegidos, resignados a un tratamiento empírico a todas luces insuficiente hasta que el cultivo no demuestre lo contrario.

¿A ti te gustaría trabajar con las manos atadas? A nuestros veterinarios tampoco. En el SIMPA defendemos la dignidad de todos los médicos y facultativos, pero sólo podemos abordar los problemas que nuestros afiliados nos ponen sobre la mesa, es por eso que queremos saber tu opinión; contacta con nosotros en nuestra sede en el teléfono 985253362 de Lunes a Jueves, de 9:00 a 19:00 horas y los Viernes de 9:00 a 14:00 horas, o a través de info@simpa.es

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