La Atención primaria está “revuelta” por decirlo de alguna manera. En Madrid y en Cantabria están en huelga, y a la espera parece que están Cataluña y Castilla la Mancha, tal vez el Navarra y no sé el efecto arrastre que tendrán.
Los problemas son comunes a todas las 17 sanidades que tenemos en nuestra querida España, con distintas intensidades. El sentimiento de abandono, de descapitalización, de déficit presupuestario, de no tomar medidas organizativas, de no dotarlas tecnológicamente es bastante común.
La administración nos entretiene, promete y tarda mucho en cumplir o no cumple, no toma medidas básicas que debería tomar, y eso que muchas de ellas no precisan dinero.
En nuestra Comunidad las tensiones son evidentes y estas sensaciones que he descrito son las mismas. Y pasan cosas que cuesta trabajo aceptar
Hay falta de médicos y sin embargo el trato que se les está dando es como para que sigan marchando, aunque por otra parte están haciendo todo lo que pueden, nos dicen, para captar gente.
Por orden los primeros que estarían dispuestos a organizar un conflicto son los 170 eventuales que tenemos en la Comunidad, especialmente los de Oviedo. Les deben dinero desde el segundo semestre del año 2021 y todavía no les han pagado los excesos de jornada del primer semestre del año 2022. Hay un médico que le deben 846 horas, otros, 100, otros 90, etc. Desde julio dicen que lo van a pagar. Es decir, trabajas y te pagan 6 meses después. Encima muchos de ellos acaban contrato ahora, hay vacantes de sobra pero hay que esperar a enero. En Asturias hay 906 médicos de equipo en plantilla orgánica , y sólo en torno a 500 son propietarios con plaza en equipo. Tenemos unos 140 interinos y unos 180 eventuales. Faltan unas 100 plazas sin cubrir según nuestras cuentas. Hay muchos que están sobrepasados de horas. Saben que son necesarios con lo cual pueden tomar las medidas que quieran.
Los propietarios están cansados de trabajar todo el año con un déficit en torno al 30 por ciento, porque la longitudinalidad se va perdiendo, y la presión de consultas presenciales, llamadas telefónica y no presenciales ha ido aumentando, y sin embargo la administración no termina de aceptar la ayuda que puedan dar los mayores de 55 años, por poner un ejemplo. La hora de guardia de nuestra Comunidad es de las más bajas, y parece que somos los únicos trabajadores públicos que tenemos que poner nuestro vehículo sin ningún tipo de seguro y pagarnos nuestras comidas en las guardias. Todo tiene un límite.
Y sin duda el mayor foco de conflicto son las urgencias extrahospitalarias que absorben muchos médicos que se extraen de la mañana con lo cual se alargan las listas de espera. Este tema está pendiente hace años pero tampoco en esto se han tomado decisiones que solucionen los problemas.
La Consejería no ha estado cercana ni sensible a los problemas de la Primaria, o esa es nuestra sensación. Han tenido que pasar 40 años desde el primer decreto de la Primaria en el año 78 para que por fín tengamos directores en Atención Primaria, por poner otro ejemplo, si es que finalmente lo conseguimos.
Hace falta un plan económico a nivel nacional y a nivel autonómico. Hace falta un plan de tecnología. Y hace falta sobre todo un plan de recursos humanos que evite que los profesionales no quieran quedarse en primaria y prefieran ir a urgencias, a otras Comunidades o a otros países. La administración es tan lenta y con tantos déficits organizativos que muchas veces ni queriendo hacer algo son capaces de hacerlo sin una gran lentitud. Quienes pagan las consecuencias sin duda son los pacientes que están empezando, en algunos casos, a perder la confianza en lo que para algunos era la joya de la Corona, la atención primaria.
Si falla la primaria falla todo lo demás, porque se dispara la presión en urgencias hospitalarias, en consultas de los especialistas hospitalarios y en lista de espera quirúrgica y no quirúrgica . El primer nivel es el de la confianza, de la cercanía, de la longitudinalidad. Cuando el mismo profesional te atiende a lo largo de los años la morbimortalidad desciende, y aumenta la confianza en el sistema. Es mucho lo que está en juego. Toca mover ficha al Ministerio y a las Comunidades, y ojalá los políticos no instrumentalicen el conflicto, porque saldríamos todos perdiendo