Pablo necesitaba reactivar su receta electrónica ayer por la mañana. Lo consiguió después de tres horas pegado al teléfono y de más de 300 rellamadas a su centro de salud de Gijón. Así lo testifica el registro de llamadas de su móvil. Puede ser una anécdota, pero deja muy clara cuál es la situación de los centros de salud asturianos. En concreto, cuál era ayer, primer día laborable después de cuatro festivos. Los médicos esperaban una jornada complicada, y lo fue. Es la tormenta perfecta: «Macedonia de virus respiratorios» de todo tipo, que llega además tras dos años de mucha protección y de muchos menos virus circulando gracias, sobre todo, al uso de las mascarillas, plantillas mermadas por las vacaciones del personal y una demanda asistencial que no hace más que crecer. Y eso provoca que profesionales como Rubén Villa, presidente de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFyC) en Asturias, tuviera ayer casi un 40% de pacientes más de lo que debería. Si «lo ideal» sería no tener más de 30 y «lo pactado» es no superar los 40, la agenda de Villa tenía ayer 55 nombres.