Epicteto: “Uno se acaba convirtiendo en aquello a lo que le presta atención”.
Cada vez es más difícil entenderse en cualquier aspecto de la vida. Lo vemos en el gobierno nacional, en el autonómico, en cualquier conflicto social que se plantea. Parece que está mal visto intentar buscar soluciones y salidas a los problemas, y cada vez hay menos confianza en el otro en cualquier negociación que se plantea. Y sin embargo, cada uno de nosotros tiene que decidir si va a ser parte del problema o parte de la solución. Y justamente eso es lo que ha intentado nuestro sindicato en la negociación con el Sespa y el resto de sindicatos, ser parte de la solución.
Somos conscientes del trato que da la administración a sus empleados, de los defectos organizativos graves que existen en muchas ocasiones, de la indolencia en la resolución de los problemas por parte de nuestros servicio de salud, de los “puestinos” que habría que erradicar, etc, etc… Pero también somos consciente de que la idea de “que se joda el Sespa, que el problema lo tienen que arreglar ellos” es un error grave que sólo nos conduce a deteriorar aún más la situación, entre otras cosas, porque creemos que sin colaboración de los trabajadores es imposible.
El acuerdo organizativo y retributivo ha planteado como temas principales la convocatoria de todas las vacantes de Atención Primaria con los cambios organizativos que ello supone, las carteleras anuales, el pago a 43 euros/hora por encima de cartelera, la hora de guardia a 29 euros en laborales, 31 en festivos y 44 en especiales, la exención de guardia en mayores de 55, la revisión de las denegaciones, módulos de 55 años en Primaria y Hospitalaria, tope de 21 horas de jornada complementaria en urbano, el establecimiento de las tardes en Atención Primaria, las mejoras económicas y organizativas del personal SAC . La próxima convocatoria de directores de centro de salud nos parece otro logro importante que nos ha costado conseguir más de 5 años. Sin organización y un mínimo de autogestión es imposible mejorar.
Hay un único tema de desacuerdo en el que un grupo de compañeros ha puesto toda la atención de todo este paquete de mejoras conseguidas (aunque se haya intentado adornar con otros asuntos) que ha generado la creación de una plataforma y una carta de tutores: las guardias de fin de semana. Y la mentira que se ha repetido hasta la saciedad creyendo que se puede convertir en realidad es que “no se puede beneficiar a unos para perjudicar a otros”. Pues sí se puede, y eso es lo que ha pasado a lo largo de la historia en distintos ámbitos de la sociedad, en las distintas negociaciones e incluso en muchas de las revoluciones que se han producido en la historia de la humanidad. Para mejorar una desigualdad injusta e ilegal, la mayoría de las veces el privilegiado tiene que ceder o salir un poco perjudicado, eso es la base de las negociaciones, de las huelgas y de las revoluciones. No hay cobertura legal para decir que un médico titular no haga fines de semana y sus compañeros sí. Y resulta decepcionante que algunos de los que más están dando la cara, sean algunos que hasta hace muy poco eran eventuales y defendían justo lo contrario. No hacer guardias un fin de semana no es un derecho adquirido legalmente.
No ha sido fácil y todos hemos cometido errores. El Sespa una vez más no ha informado a los afectados adecuadamente, y a lo peor nosotros tampoco. Enterarse por la prensa de los cambios nos duele en el alma. Mover esta empresa mastodóntica es muy difícil, hay déficits organizativos severos, la motivaciones políticas nos confunden y nos enfadan. Todos tenemos motivos para estar enfadados, disgustados, quemados.
Como sindicato formado por muy distintos colectivos con distintos intereses hemos defendido como mejor hemos sabido y podido los intereses del mayor número de compañeros, de la manera más justa y equitativa que nos ha parecido, pensando por supuesto también en la propia empresa y en el sistema público de salud. Hemos dedicado muchas horas para plantear la negociación, haciendo números, contando plazas, discutiendo con los distintos colectivos. Sabíamos que algunos compañeros no lo iban a aceptar, pero nos parecía que no tomar decisiones no era justo y estaba claro que los que hasta entonces eran eventuales tenían en su mano no permitir que la situación siguiera igual, simplemente no aceptando los contratos porque se había tenido con ellos una situación de desamparo y abuso.
Lo más difícil del acuerdo es que se cumpla y especialmente el tema de la creación de las carteleras anuales de una manera adecuada y aplicando los principios del acuerdo. Y no se está haciendo bien. Algunas gerencias no lo están aplicando, porque no saben o no quieren, y nos estamos jugando un conflicto que incluye huelga si no lo cumplen. Es un tema muy importante y grave y puede dar al traste con el acuerdo. Los nuevos cambios organizativos dependen en gran parte de que se resuelva esta situación.
Hay muchas cosas que no funcionan. Hay muchas cosas que van bien y funcionan. Cada uno tiene que decidir a qué le presta atención y qué le conviene más. No sé si merece la pena que 8 ó 10 fines de semana al año de 12 ó 24 horas puede acabar con nuestra tranquilidad personal y colectiva. Creo que unos cuantos compañeros se han sentido ofendidos, agraviados, abandonados una vez más y ése es el verdadero motivo. Contra los sentimientos es difícil luchar.
La confianza es la base de la convivencia de la familia, del centro de salud, del hospital, de la sociedad en general. Un país sin confianza en los otros no puede avanzar. Todos necesitamos confiar en los demás para estar tranquilos, y esperanza para intentar mejorar un poco juntos. Un acuerdo puede generar las dos cosas. Confío en que lo vamos a conseguir a pesar de los pesares. Nos jugamos mucho todos.
Alfonso García Viejo, secretario de la Sección de Atención Primaria del SIMPA