¿Por qué personas inteligentes creen a pies juntillas afirmaciones que no resisten la más mínima criba externa? La psicología y la sociología llevan décadas estudiando este fenómeno, y los estudiosos tendrían una buena fuente de investigación en la situación originada con motivo de las próximas elecciones sindicales a Comité de Empresa del Hospital del Oriente de Asturias (HOA).
Hospital con historia diferenciada en la sanidad asturiana, fundado en 1997, comenzó gestionado por una fundación sanitaria privada, y desde 2008 por una fundación pública, hasta su integración en el SESPA en 2012. A pesar de estar financiado con dinero público desde el inicio, su titularidad privada marcaba diferencias para sus trabajadores, con contrato laboral y que no eran considerados personal público. La negociación de sus convenios siempre fue dura y la necesidad de un Comité de Empresa fuerte y luchador era clave en aquellos momentos. Este personal, por más laboral que fuera, tenía una fuerte conciencia de Servicio Público y tanto los trabajadores como la población del Área mantuvieron una intensa presión social para conseguir la integración en el SESPA. Integración no exenta de muchos problemas para el personal, que permanecería en buen número como laboral, algunos teniendo que ganar sus derechos en los tribunales, pero a lo largo de los años iría mermando en número mientras el resto de plazas del Hospital eran ya plazas de naturaleza estatutaria.
Sin duda alguna, en todos estos hitos históricos, el Sindicato protagonista en el avance en los derechos de los trabajadores del HOA ha sido el SIMPA. Sin ánimo de ser exhaustivo y por citar sólo los de carácter colectivo: la negociación del Convenio del 2004, el de la equiparación; el apoyo sindical y jurídico en la integración; la valoración de los servicios prestados de forma idéntica con los del SESPA de cara a los procesos selectivos en el SESPA del 2008, antes del cambio de la jurisprudencia; el desbloqueo de la carrera profesional y la aplicación con efectos retroactivos del grado I a la fecha de las solicitudes; la consecución de que los laborales fijos de Arriondas de la categoría pudieran participar el proceso de estabilización (a diferencia de los estatutarios fijos) y se les diera puntuación por sus servicios con carácter temporal, a diferencia de lo que pasa en la inmensa mayoría del resto de las CCAA. Todo ello conseguido con la férrea oposición de la Dirección General de Función Pública, que ha considerado a los empleados del Hospital del Oriente como de segunda categoría, con críticas sin sentido por la forma de integración. El SIMPA siempre ha tenido claro que no se podía convertir en temporales a quienes ya eran indefinidos, porque su nuevo empleador fuera público, y así lo ha defendido en todas las mesas en las que ha estado.
La última lucha denodada por combatir el rodillo administrativo ha sido precisamente la que nos ha llevado a las elecciones del próximo 1 de junio. Durante 2022 la intención de la Consejería de Administraciones Públicas era reducir la representación sindical en Sanidad. Primero lo intentó con las Juntas de Personal Estatutario, no lo consiguió, y en julio intentó la fusión de todos los Comités en uno solo, desapareciendo definitivamente la figura del Comité de Empresa del HOA, diluido en un “Comité Único” que representaría un totum revolutum de 1.377 trabajadores de procedencia diversa, y con convenios radicalmente diferentes, incluyendo a los facultativos y enfermeros residentes, al personal de la red de Salud Mental y otros.
Esta ocurrencia de la Administración se envolvió en papel de regalo envenenado a las organizaciones sindicales. Formaba parte del “Acuerdo de Derechos y Garantías Sindicales” para que quedase como un punto menor entre el resto de propuestas muy interesantes sindicalmente. Un pastel muy goloso con un sapo dentro. La división de opiniones estaba clara: algunos defendían por principios la idea del Comité Único, como CSIF; otros reconocieron que no les hacía gracia, pero pagarían el precio. El SIMPA se levantó de la Mesa y se fue a los juzgados. No sólo no tenía cabida tal consideración en un acuerdo sobre garantías sindicales, sino que iba contra el Estatuto de los Trabajadores.
Y se ganó por sentencia judicial. El enfrentamiento de SIMPA (en este caso junto al SATSE como CEMSATSE) no fue sólo contra la Administración sino contra los sindicatos CSIF, CCOO, UGT y SICEPA/USIPA/SAIF que se personaron en una defensa encendida de las bondades del Comité Único. Ni siquiera tuvieron a bien que se desarrollara en solitario la lucha de CEMSATSE, tenían que dejar claro lo que querían. Cacarearon insistentemente que el SIMPA, como miembro de coalición, firmó indirectamente el acuerdo pero se omitió que se había opuesto radicalmente y por escrito a la creación de dicho Comité Único como se recoge expresamente en la sentencia.
En esta tesitura, la convocatoria a un Comité Único causó gran conmoción en el HOA, peligraba su Comité propio, un instrumento de participación apreciado y necesario. Una opción distinta a la espera del fallo hubiera sido que una Asamblea de trabajadores fuera la que convocara las elecciones. Tal fórmula no solo no se aplicó, sino que de esta Asamblea surgió la extraña idea de que el SIMPA era el culpable de la pérdida de ese Comité propio. Como alternativa, apareció la idea heroica de que una coalición de trabajadores podría presentarse al Comité Único y elevar su voz defendiendo al HOA. Con 236 trabajadores sobre 1.377, incluso con un voto masivo, podría optarse a 3-4 representantes de 21. Puede entenderse que, enfrentados a la idea de que no había salida, mantener una voz propia, era algo. Lo que no se entiende bien es quién encendió y propagó tal idea dramática de que no había otra esperanza y que no se debía escuchar al SIMPA. Nadie me quita la idea de que convencer a los curtidos trabajadores del HOA de tal cosa es obra de interesados particulares y de oportunistas que aprovecharon la vulnerabilidad emocional del momento y el miedo a perder un Comité que era un símbolo histórico para, de paso, alinearse con los intereses de la Administración, potenciando un localismo que aislaba su representación.
Una vez demostrada por sentencia que el SIMPA tenía razón, el sentido de esa “alianza por el Comité propio HOA”, ya se debería haber desvanecido. Se van a celebrar elecciones sindicales y elegirse un Comité propio gracias al trabajo sindical y jurídico de CEMSATSE. Aquí surgen dos cuestiones que debería preguntarse cualquier trabajador: ¿Quién nos defenderá mejor? ¿Para qué debe servir elegir este Comité?
La primera es fácil: te defenderá mejor quien te ha defendido y te defiende ahora. Los héroes que aparecen por generación espontánea antes de unas elecciones no suelen ser de mucha confianza. Y la segunda: el Comité no debe servir para que sólo se arreglen los problemas domésticos, las carteleras, las adecuaciones de puestos o similares y que solo se pueda negociar con la Gerencia del Área. Debe además estar constituido por quienes tengan capacidad, cuando sea necesario, de llevar sus problemas a los niveles de negociación más altos y, por supuesto, estar en las Mesas Generales en que se dilucide cualquier aspecto importante; la negociación de un nuevo convenio, si lo hubiera, o de estatutarizaciones o de cualquier cambio normativo aplicable, no se lleva a cabo en el Comité, sino en las Mesas Generales. Para ello no basta tener delegados en el Comité, hay que tener fuerza numérica dentro de la globalidad del SESPA, dentro del ámbito estatutario Y ahí, quien representa mayor fuerza sindical, mal que les pese a otros, es CEMSATSE. Otra cuestión no menor es que el colectivo médico y facultativo del HOA es especialmente vulnerable a ocurrencias administrativas en tiempos de carencia, por lo que ellos más que nadie debería procurar mantenerse siempre cerca de quien mejor puede gestionar sus intereses.
La impresión recibida tras visitar el HOA es que, en vez de apostar a caballo ganador, muchos siguen pensando en pequeñito, en la “aldea gala” y en la “grandeza del pasado”. Es bueno saber de dónde venimos, conocer y respetar el pasado para no repetir errores, pero es mejor saber dónde estamos hoy para no cometer errores nuevos y no hipotecar nuestro futuro. 37 facultativos de 3.500 en el conjunto del SESPA o 236 trabajadores de 19.000 es poco más de un 1%. Que la intención de la Administración y del resto de sindicatos que la apoyaron en el pleito es diluirlos está claro. Quien luchó y consiguió recuperar el derecho conculcado a unas elecciones propias y a un Comité del HOA, fue CEMSATSE. Que ni CEMSATSE ni nadie, porque los demás está claro lo que piensan, no pueda defender en las Mesas al HOA, es algo que alegraría mucho a la Administración. Lo que no consiguieron creando un Comité Único lo conseguirán potenciando la autarquía y evitando la llegada a Mesa General. Algunos claman que la obligación del SIMPA será “defendernos a toda costa, pase lo que pase y hagamos lo que hagamos”. Al margen del egoísmo que rezuma el comentario, “me habéis conseguido que pueda votar, pero no os lo agradezco, y además luego ya recogeréis los pedazos”; es cierto que la defensa individual de cada afiliado en términos jurídicos está garantizada; pero la defensa sindical en términos de negociación colectiva depende de la fuerza que nos dan los votos y, si no estáis con nosotros, poca voz podremos dar aunque queramos; pocas armas tendremos, y otros, con colectivos mayoritarios en otros ámbitos, ni armas ni interés.
Los galos eran felices en su aldea, pero tenían una poción mágica para luchar contra los romanos. Aquí la única poción para los facultativos laborales del HOA se llama SIMPA. Sirvan estas líneas para que el que las lea, si se ve afectado, reflexione. Para nosotros seguirás siendo importante, pase lo que pase, pero queremos que también lo seas y estés representado y defendido ante una Administración que se está relamiendo con la posible desaparición virtual del Comité. Que realices un buen y provechoso voto.
JOSÉ ANTONIO VIDAL, Secretario General del SIMPA