¿Recordáis cómo era Avilés sin la cúpula y el “pirulí”?. Hace 14 años se ultimaba la construcción del Centro Niemeyer, tantos como llevamos los médicos sin cobrar el 45% de la paga extra. Desde su inauguración, con un concierto del mismísimo Woody Allen al anochecer, a este director le ha dado tiempo a estrenar 8 películas, dirigir ópera, Broadway… y gracias a que la pandemia puso freno a su creatividad. En 14 años da tiempo a demasiado… sin embargo, en Asturias, apenas se han convocado oposiciones para fidelizar a los profesionales.
Por eso hieren tanto titulares como los de este Domingo en La Voz de Asturias: “Las vacaciones de los médicos y el aumento de usuarios ralentizan la asistencia sanitaria en los meses de verano”. La afluencia de turismo y dar descanso a los pocos profesionales que nos quedan… ¿es lo único que nos ha traído hasta aquí?. Hace pocas semanas, hemos despedido a muchos compañeros que aprobaron la oposición de Castilla y León. Esperamos que sea un “hasta luego” pero quién sabe. Desde luego esos médicos no habrían arreglado los más de 14 años de gestión ineficiente. Ni ellos, ni los MIR que afectados por la pandemia deben finalizar su formación en Septiembre, nos habrían salvado el verano. De las brillantes soluciones que parecen deducirse del titular, suspender las vacaciones es lo que hace falta para acabar de provocar la estampida de los médicos y cerrar las fronteras es lo que necesita la economía de Asturias para hundirse.
Hace tan solo unos días, el Viceconsejero de Política Sanitaria de Asturias afirmaba, en la carrera popular del HUCA, que tenían el verano “bastante bien” organizado; pero nosotros solo encontramos las ganas de echar a correr y no mirar atrás, porque lo más desolador es que no ven las dimensiones del muro que vamos a tener que escalar. Los sindicatos aportamos muchas soluciones pero la asertividad, la escucha activa o la proactividad escasean entre nuestros gerentes.
No nos pregunten más por la salud mental de los profesionales, ya somos conscientes de lo poco que les importa. Les hemos dado la única receta viable a día de hoy para nuestra supervivencia: cerrar puntos de atención continuada para anteponer la calidad del servicio y su eficiencia. El único motivo por el que nuestros directivos y gerentes no ponen este tratamiento en práctica es la desidia, la pereza de enfrentarse a asociaciones de vecinos soberbias que exigen tener un centro abierto cada 500 metros.
No se olviden que los médicos, en estos 14 años, ya hemos pasado por las 5 fases de Kübler-Ross: primero no queríamos ver el problema, luego se apoderó de nosotros la ira y fuimos a la huelga, negociamos la mejora de nuestras condiciones hasta donde fue posible, y ahora nuestra salud mental peligra. Los que llegaron al final del camino y aceptaron que era mejor coger la maleta y largarse ya están disfrutando el sol de Castilla y León. Los que quedamos en Asturias sabemos muy bien que ha llegado el invierno de nuestra profesión.
Enlace al artículo de La Voz de Asturias