Interesante y bien documentado el análisis publicado sobre el gasto sanitario privado asturiano en LNE . Parece que tras la pandemia se dispararon los seguros privados y es tendencia en los últimos datos aún va aumentando más. Cabe preguntarse porqué, pero cualquier ciudadano que se pare a pensar pensar en las interminables listas de espera que dejó la pandemia y que no paran de crecer. A pesar de los esfuerzos por contenerlas, se desbocan un mes sí y otro también.
No es porque no se añadan millones al presupuesto sanitario público, desde luego. Este año ya vamos por los 2.346 millones, un 9,1% del PIB asturiano. Eso representa una inversión sanitaria pública per capital de 2.318 euros por habitante, la más alta de España con diferencia. No es nimio relacionar el gasto sanitario con el PIB autonómico, porque nos damos cuenta que las autonomías que invierten mayor porcentaje en sanidad curiosamente coinciden con autonomías con PIB moderados o bajos (Asturias , Extremadura) mientras que las que tienen PIB mas altos invierten sustancialmente menos (Madrid, País Vasco). Esto podría ser interpretado de forma simple, pensando que con poder adquisitivo bajo la responsabilidad social sobre la salud ha de ser mayor… si no fuera porque precisamente en las comunidades de menor renta es donde se ha disparado el gasto privado, y las de mayor ha aumentado más moderadamente si lo comparamos con el PIB de la Comunidad. Del bolsillo de los asturianos sale un 2,1% del PIB en sus gastos sanitarios y los madrileños que apenas llegan al 4% de su PIB en sanidad pública, tienen un gasto privado porcentual similar. ¿Conclusión? Nuestro consumo sanitario es muy elevado, tanto en recursos públicos como privados.
¿Alguna explicación? La más simple que se nos ocurre es pensar en el hecho diferencial asturiano que cualquier profesional sabe (profesional de la medicina., si es de la política no todos): el gasto privado sanitario puro ( es decir, no vinculado a seguros) se da en las autonomías más envejecidas. Normal, porque las aseguradoras no aseguran según a quien y cómo. Ahí nos llevamos la palma nosotros. A partir de un 22% de mayores de 65 años el gasto privado puro aumenta por encima de los 500 € anuales per capita. Nosotros vamos por el 27, 8% y progresando adecuadamente. Envejecer es caro. Envejecer sano, no te digo nada. Recemos para que la Ley de reto demográfico sirva para algo.
¿Y además de rezar, que se puede hacer? Bueno, a nuestro ojo sindical no se nos escapa que en la mayoría de aquellas en que el gasto privado bajan de esos 500 € directos del bolsillo de cada ciudadano la reducción por exclusividad a los facultativos NO EXISTE (Castilla-León, País Vasco, Madrid, Canarias, Baleares) o es SIMBÓLICA (Cantabria, CLM, Andalucía). Podéis llamarlo causalidad. Esto es sencillo de entender: si los profesionales ven que les retiras un montante importante de su salario por trabajar igual, se van directamente a la privada, y solo pueden compensar con la medicina directa (los seguros pagan muy mal). Por tanto, el sistema se descapitaliza de los mejores y la privada empresarial pura y dura triunfa. Si las percepciones económicas de quien tiene que atender son equilibradas (“igual trabajo, igual salario”), la opción preferida es la compatibilización de ambos, la presión de las necesidades entre pública y privada se redistribuye, la colaboración se impone a la competencia y el gasto directo para el ciudadano baja. ¿Qué pensabais que era una forma de castigar al médico? No, quizás en 1983, pero en 2023 es una forma ladina de cargar gasto al ciudadano. No hay que ser un genio estadístico para verlo. A los que os gustan los números, ya sabemos que hay otros factores de confusión (fiscalidad, ámbitos forales, número de médicos/dispositivos a cubrir, etc), pero no desvirtúan en nada la reflexión sobre el factor más limitante en nuestra opinión: la necesidad de mano de obra médica. Y todas las autonomías están compitiendo ferozmente y sin piedad en ese punto.
Queridas autoridades sanitarias, nosotros ya no sabemos como explicarlo mejor: QUITEN ESA BRECHA POR EXCLUSIVIDAD Y VERÁN COMO MEJORA LA EFICIENCIA PÚBLICA. Bueno, salvo que estemos jugando a otras cosas.