A ti te quiero mucho… pero a mi me quiero más.

En las últimas semanas, cuando se han planteado dificultades para cubrir el verano, especialmente en Atención Primaria, se ha oído el mismo eco en el viento que recorría las gerencias… “ahora tienen la piel muy fina”, “los jóvenes no quieren trabajar” (versión edulcorada de “los jóvenes son unos vagos”), “no tienen ningún apego por la consulta” lo que lleva implícito que no tienes vocación o que no te importan tus pacientes y, lo que es peor aún, “no les importa dejar a sus compañeros en la estacada”.

Y no solo los más jóvenes, nuestros compañeros de AMYTS escenificaban muy bien la toxicidad que padecen los titulares: “me siento mal por irme de vacaciones”, “ya había alguna baja sin cubrir y no hay suplentes”, “el centro se queda fatal”, “que será de mis pacientes este mes”. La generación que siempre se ha echado a la espalda la consulta con abnegación para sacar adelante a un SESPA que tan poco les ha devuelto.

Muchas generaciones atrás se dejaron la piel trabajando para crear lo que ahora llamamos el “estado del bienestar”. No nos podemos quejar si ahora los más jóvenes deciden que “estar bien” es exactamente lo que necesitan para ser felices. Unos cuantifican sus necesidades en dinero, otros en el número de países que han visitado y otros en las horas que disfrutan de estar en casa con sus familias. No les podemos culpar, la vocación no falta, pero la abnegación ya pasó de moda. A pesar de la disparidad de criterios, todos coinciden en que, una vez se ingresa una cantidad que te permite tener una calidad de vida óptima, poco importa que te ofrezcan una guardia a precio de autocobertura o por todo el oro del banco de España; tienen prioridades. Y es que ser asertivo también pasa por aprender a decir NO. Échenle la culpa a la psicología positiva, ese también es otro constructo de sus mayores. Y lo han aprendido muy bien, como debe ser.

“Los jóvenes no quieren trabajar”… en tu empresa, en tu área, con tus condiciones… TU problema. Haz el área mas atractiva, gestiona los recursos profesionales de la forma más eficiente posible y, si no sabes cómo, tan solo escucha activamente lo que tus compañeros pueden aportar.

“No les importa dejar a sus compañeros en la estacada”… La doble moral, la psicología inversa de quien juzga solo como espectador. La gerencia es la única responsable de elaborar un plan de contingencia para atender las incidencias que puedan surgir, qué decir de las vacaciones que se programan con meses de antelación.

Y tampoco viene mal que la mejor, sino la única forma, de enseñar es con el ejemplo. No son edificantes los ejemplos de gestores y políticos que están tocando vivir a estas generaciones, no se ve que el que dirija tenga precisamente una visión trascendente del servicio público. Ni es el mejor en lo suyo, ni importa que lo sea. Eso ya no se lleva. Lo que se lleva es el “silloncarguismo”, esa enfermedad que tan magistralmente definió el doctor Antonio Fraguas.

Ningún sistema, público o privado, se puede levantar a costa de la salud de sus trabajadores. Durante décadas ha sido así, sobre el chantaje vocacional y la baja remuneración de los facultativos se creó el autoerigido “mejor sistema sanitario del mundo”. Pues ahora esos médicos levantan la cabeza, se sacuden el chantaje y saben decir NO. Ay, madre, los monstruos que hemos parido… pues a quererlos y a cuidarlos, que para eso se traen al mundo, señores.

Somos conscientes de que el futuro os produce mucha ansiedad, pero estamos aquí para ser proactivos, para sumar. Por eso estamos recorriendo las áreas buscando soluciones que se adapten a cada situación. Nosotros somos resilientes y asertivos, no vamos a cesar en nuestro empeño, “para atrás ni para coger impulso”.

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