AP, agenda, 10 minutos, Covid19 y Pablo con o sin \”de\”

Corría el año 2.002 cundo Juan Ortiz, entonces Gerente del SESPA, y Francisco Sevilla, Consejero del ramo, sujetaban las riendas de la nueva “normalidad” sanitaria tras las transferencias recibidas del gobierno central.

En ello les iba la financiación y los despropósitos arrastrados durante años desde Madrid y acrecentados a nivel local con ciertos niveles de nepotismo. Así nos encontrábamos con diferencias salariales importantes en todos los estamentos en comparación con el resto de comunidades más precoces. Lo que ya no tenía  ningún carácter de precoz en ninguna autonomía era la consideración, por parte de los gestores, de que de la A.P. se habla bien y nada más.

Sí, cierto, se hicieron inversiones en infraestructuras, quizá por encima de la arquitectura local de la época dando a entender que los ladrillos aparentaban lo que ni había ni se proyectaba: la consideración de la A.P. como eje vehicular del  sistema.

Parece que aquel impulso de Alma-Ata no acabó de cuajar en serio en lo más hondo de la clase política y menos cuando previamente se iniciaba una carrera, según algunos expertos desmesurada, por la construcción del hospital más grande, más tecnológico y, en nuestro caso, más bonito. Se rivalizaba en quién se lleva el trasplante cardiaco, hepático… que autonomía sería la reina del norte, de Valladolid para arriba. En fin, no quería hablar de ello, pero lo esbozo.

Por aquella época había salido un puñetero médico de primaria, Rafa de Pablo, tocando los timbales de todas las administraciones, transferidas o no.  Era famosa su conducta, pines, pancartas y presencia en congresos y en todos los sitios donde era necesario con un lema muy sencillo: 10 minutos, qué menos.

Y llegó la conflictividad del 2.002, donde los médicos pedimos igualdad retributiva con nuestros compañeros de otros lares y los pobres de A.P. pedimos, además, eso: 10 minutos por paciente, qué menos. Y tras la presión sindical del SIMPA conseguimos que se firmara, por parte de los personajes del encabezamiento en el Acuerdo entre el servicio de salud del Principado de Asturias y los sindicatos representados en la Mesa Sectorial de Instituciones Sanitarias Públicas, allá sobre el 5 de julio de 2.002, mejorar los servicios sanitarios y textualmente Medidas organizativas y de cargas de trabajo para alcanzar progresivamente y en todo caso no más lejos del I de Enero de 2004, una media de atención de 10 minutos por paciente”.  Y le cayó  el marrón al siguiente Consejero Rafael Sariego (QEPD) y siguieron más nombramientos y las agendas ahí estaban, unas sí y otras no, pero perduró el puñal de las citas forzadas que con conocimiento de todas y todos los Gerentes y Consejeros, nunca movieron un dedo para solucionarlo.

Pero aquí no acaba la historia, nuestro actual Consejero, Pablo Ignacio Fernández Muñiz  niega en el parlamento lo que nos pasa  -así lo dice la prensa- y, lo que es peor, sigue la tónica de sus predecesores: no hace nada y, por tanto, los de abajo, ídem de lienzo, no vaya a ser que le den guerra al Boss y tengan que salir del despacho por pies. No todos, pero unos cuantos sí. Y algunos no tienen donde ubicarse y otros igual se comen las agendas que no reconocen. Mejor quietín y agazapado.

Ilusos. Se llenaron los despachos de Gerentes, Directores, subdirectores, Coordinadores de servicios… y de repente se dieron cuenta que pusieron sin querer, posiblemente, al “enemigo en casa” bueno, a la puerta de entrada al sistema. Sí, unos cuantos cargos, menos cuantiosos, que se llamaban parecido pero de Atención Primaria. Y tras el sometimiento de muchos de estos últimos a los del mundo hospitalario -sin rechistar- decidieron acabar con todos, los sumisos y los que velaban por la A.P. Y parieron las Gerencias de Área única y se acabo la poca resistencia institucional que velaba por la A.P.

La excusa fue muy versátil ¡por Dios! Con ello haremos que la sanidad de Área esté absolutamente integrada y coordinada, a la vez que disminuimos personal directivo. Para ello surgieron denominaciones  muy rimbombantes en su literatura, con nombres largos… que no existían. Pero tampoco quería hablar de ello, salvo que la A.P., que estaba grave, entró en la UVI porque los pocos y débiles, no todos, valedores que tenían -Las Gerencias de A.P.- fueron disueltas.

Y tras un impass histórico de promesas y falta de recursos, nos cayó el Covid19, la falta de médicos y… la Administración nos puso en la sombra. Y se dio cuenta que eso de cerrar periféricos por la pandemia les facilitaba disimular la falta de personal facultativo de Primaria y lo prorrogaron todo el verano con riesgo bajo para ahora, que sube la curva de afectados, volver. El Coronavirus dio la excusa ideal para no poner sustitutos ni invertir en atención extraordinaria. Se acabaron las vacaciones y ya no parece bien eso de centralizar para minimizar riesgos. ¡Cómo se les ve el plumero!

Antes no les daba la gana de contratar para no gastar y ahora no hay y punto, dos veces. Cuando había no ponían y ahora ya tengo la excusa para no poner sigo haciendo caja con la A.P. cambia la argumentación a mejor pero el hecho es el mismo: No contrato ni pago.

La sombra de la Primaria consistía en apenas mencionarla, nos mostraron la transparencia pura en los medios y nos pusieron muchas agendas a reventar con la atención telefónica donde tú corres con la responsabilidad civil, patrimonial y penal de lo que pueda ocurrir por la premura, debido a las abultadas agendas y la distancia que supone unas mínimas normas de contención y de contacto.

Y llegaron, de nuevo, las quejas de los médicos que trabajaban y trabajan al 150% ya que el aumento de la demanda de servicios por parte del paciente se facilitaba con el teléfono, los efectivos disminuían y la incertidumbre del diagnóstico telefónico aumentaba. Muchos pacientes había y hay que volver a citarlos para explorarlos y, tras prometer disminución de burocracia, pasamos a ejercer de médicos y administrativos tipo “callcenter”.

Las quejas a las gerencias se multiplicaron y la respuesta habitual era… si es que no estaban, como siempre, reunidos. Y siguen reunidos y tras 6 meses, las cosas siguen igual. Aumenta la pandemia, las agendas abultadas, la falta de efectivos médicos, el bournot y… las I.T.

Pero siguen dando vueltas a hacer lo que no quieren hacer o, al menos, hasta la fecha no han hecho desde el 2.002. Mientras, la A.P. sigue con su sangría y no la transfunden nada. Están y siguen reunidos y, posiblemente, la reunión  no acabe hasta que la primaria fallezca.

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