El anuncio de las direcciones estatales de CCOO y UGT de sumarse a la manifestación convocada en Barcelona el próximo domingo, por las entidades secesionistas catalanas Omnium Cultural, Assemblea Nacional y demás caterva fascistoide, constituye un escándalo de dimensiones estratosféricas para todos los trabajadores demócratas españoles.
Los teóricos “sindicatos más representativos” se justifican en que su objetivo es “la construcción de puentes de encuentro entre la sociedad plural catalana y la llamada a la normalidad institucional, política y judicial”, así, con dos…pares de narices.
Porque difícilmente se pueden construir puentes apoyando a aquellos que sistemáticamente desde hace varios años vienen señalando y acosando, al más puro estilo nacionalsocialista, a quienes discrepan de su modelo totalitario y supremacista. Y sólo desde posiciones criptogolpistas se podría calificar de anormalidad el funcionamiento de nuestras instituciones, incluidas el poder judicial independiente, en su respuesta institucional, política y judicial al desafío independentista.
El origen ideológico de los nacionalismos, “la peor de todas las pestes, que envenena la flor de nuestra cultura europea” en palabras del austríaco Stefan Zweig, está en Herder y su “Volksgeist” (‘espíritu del pueblo’), en Fitchze y en Schelling, genuinas expresiones del reaccionario romanticismo e idealismo alemán de fines del XVIII y primera mitad del XIX, de tan nefasta influencia futura. Y en esas fuentes también, por supuesto, bebieron los deleznables nacionalsocialistas. Exactamente todo lo contrario del internacionalismo solidario predicado por la izquierda desde su nacimiento.
Y ahora, unos dirigentes sindicales ignorantes e irresponsables, analfabetos funcionales, hablando nada menos que en nombre de los dos sindicatos teóricamente más importantes (y más subvencionados) de España, vienen y nos dicen que se suman a la convocatoria de una manifestación de apoyo a un golpe de Estado fascista, porque como muy bien dijo el catedrático de Filosofía de Derecho de la Universidad de León, Juan Antonio García Amado, “Cuando el golpe de Estado se lleva a cabo contra un orden constitucional legítimo, legítimo por democrático, se trata de un golpe de Estado fascista, ya lo dé Agamenón o su porquero.
O las bases de estos sindicatos reaccionan y ponen a sus dirigentes donde les corresponde o resulta evidente que el modelo sindical ideado en la Transición está totalmente agotado. No es de recibo que organizaciones sindicales tan privilegiadas, tanto en la recepción de fondos públicos, como en su presencia cuasi institucional en cualquier foro negociador, se presten a oficiar de “tontos útiles” en la movilización golpista.
Desde nuestro sindicato, hegemónico entre médicos y facultativos, queremos manifestar nuestro profundo rechazo a la posición de CCOO y UGT y reiterar nuestro indeclinable compromiso con los valores de nuestro Estado de Derecho.