Si la sanidad pública sigue perdiendo calidad, y no se remedia, en pocos años puede quedar degradada a un servicio de beneficencia, medicina para pobres.
Medicalización y subordinación a las grandes multinacionales farmacéuticas y tecnológicas; o la desatención de la Atención Primaria y las políticas salubristas, por señalar con brevedad las cuestiones que podemos considerar más relevantes.
Necesitamos la Sanidad Pública