Esta semana la Consejería comunicó las previsiones más optimistas que tenían sobre traslados de facultativos a Asturias. Como anécdota, antes de que se hicieran públicos y con poco énfasis en que los datos correspondientes al segundo ciclo de 2023 son ESTIMACIONES, vamos, que hay que tomarlos con cautela. Al margen de su premura, aunque tal optimismo sea verdad absoluta, tampoco es que lleguen tantos médicos. Nos faltan según nuestros cálculos respecto a la plantilla teórica 600 médicos y facultativos, más de 200 en Atención Primaria y el resto en otros dispositivos… y eso que las cifras las compensan un poco los prorrogados más allá de la edad teórica de jubilación y los jubilados activos. Según las cifras de la Consejería, atraeremos con los traslados 21 especialistas en medicina de familia y 22 especialistas de otras categorías este año. Genial, bienvenidos sean, toda ayuda es poca, pero a mi en mi modesto conocimiento aritmético me parecen pocos…
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Y más pocos que serán si aumentamos sólo el parque tecnológico, que para eso están los fondos europeos y dispondremos de TACs y Resonancias a esgaya, eso es estupendo, pero… las “maquinas que hacen ping” necesitan personal que las utilice, porque si no acabarán sirviendo como monumentos rotos de una época de esplendor sanitario que pudo ser y no fue. Cierto que son fondos de Europa finalistas para tecnología, pero claro, en el resto de la UE no deben de escatimar tanto en maquinistas.
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En definitiva, HAY QUE CONSEGUIR MEDICOS Y FACULTATIVOS: ¿Dónde? Hombre, donde los haya… y para empezar, captar a residentes y médicos jóvenes. ¿Cómo? Pues nosotros diríamos que con buenas medidas laborales… Afortunadamente, no somos solo nosotros, y se van dando cuenta muchos… y los interesados lo van teniendo cada vez más claro. Henos formado generaciones bien preparadas y cosmopolitas. Las comparaciones entre sistemas sanitarios de Comunidades, Países y ámbitos para ellos es lo normal. Y el recambio generacional ha sido de todo menos planificado. NO HAY RECAMBIO COMO NO ESPABILEMOS.
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Algunas soluciones, o mejor, ocurrencias, son peligrosas. Durante la pandemia se “utilizó” hasta el último profesional que tuviera titulación, sin entrar en otras valoraciones, y en algunos sitios como nuestro Principado continuaron estirando el chicle del extracomunitario todo lo que prorrogó la Ley, aunque ya se le acabó. A nadie le puede sorprender, con las carencias dadas, pero preocupa la salud y seguridad de los pacientes. Ahora que ya han vuelto los procedimientos habituales para su convalidación, seguimos sin solucionar una discriminación flagrante: que un médico con el MIR realizado en España, no es tratado igual a nivel de empleo tras la residencia por razón de nacionalidad. Pues bien, eso si deberíamos quizá reconsiderarlo.
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Hoy mismo se plantea en una Editorial de LNE una verdad como un templo: “Pocos médicos, muchas necesidades sanitarias” Y remarca, con un criterio del que nadie puede discrepar que “hay que hacer algo”. Entre las medidas necesarias, una que supone romper trabas antediluvianas que dañan a la Sanidad Púbica está el terminar con la brecha salarial por exclusividad. Como dice el editorialista, la cruda realidad ha podido con la ideología. Aún quedan sin embargo rémoras ideológicas, como considerar que esta medida favorecerá los “chanchullos”. Época hubo en que se consideraba a un medico un potencial corrupto, posiblemente porque pensaban los ideólogos que todos eran de su condición, pero afortunadamente esos tiempos de generalizar la inmundicia y cazar brujas han pasado. Y lo que es más importante, los sistemas de información han evolucionado lo suficiente como para que sea imposible “esconder fechorías”. Si se detectan, que alguno habrá, como en cualquier profesión, detéctese y aplíquese la Ley. Y dejemos trabajar en paz y sin discriminar a la inmensa mayoría. Será el avance más impresionante para fidelizar facultativos desde 2002.
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