Apenas hace un año, cada jornada a las ocho de la tarde, todo un país se echaba a los balcones a aplaudir la lucha de los sanitarios frente a la pandemia. En mayo de 2021, con el ritmo de vacunación muy avanzado en Asturias y con la perspectiva de recuperar de forma gradual cada vez más atención presencial en los centros de Atención Primaria, los médicos de familia sufren reproches de una parte de la población que les califica de «vagos» y brama en redes sociales que «no quieren trabajar». Hay un debate entre los profesionales y la Administración asturiana sobre cómo debe ir ampliándose la atención en persona tras las restricciones de la pandemia, pero de forma paralela se ha ido alentando un malestar y una polarización que todo lo salpica y también las relaciones en los centros de Salud.