Adolescentes y padres lamentan la escasez de plazas para casos graves: «Solo hay cinco camas y son para toda Asturias, nunca he visto una libre»
En el mundo hay espacios en los que surgen lazos de amistad y solidaridad insospechados. Uno de ellos es la planta quinta C del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), donde se emplaza la unidad de psiquiatría de niños y adolescentes. Consta solo de cinco camas, que parecen haberse quedado muy pequeñas ante la epidemia de enfermedades mentales que en los últimos a años asuela a los jóvenes, y a la que la región no es ajena. Cinco camas por las que cada año pasan varias decenas de pacientes, en ocasiones con patologías muy graves: depresiones, intentos de suicidio, adicciones, trastornos de la conducta alimentaria… Entre ellos y entre sus familias se entretejen complicidades que pocas semanas antes de producirse eran inimaginables. La positiva evolución de algunos pacientes es celebrada por otros, que ven como en la negritud de un cielo plomizo y amenazante se abre un claro esperanzador.
LA NUEVA ESPAÑA ha reunido en Oviedo a varios pacientes y familiares que han pasado por la planta quinta C del HUCA y que acceden a relatar sus historias para ayudar a otros y, de paso, para reclamar más recursos en los servicios de salud mental del Principado.
La avilesina Claudia García Calso, 17 años, conmovió a cientos de miles de personas con un testimonio de su calvario de salud y un mensaje de gratitud a la psiquiatra Elisa Seijo (responsable de la unidad infanto-juvenil del HUCA) publicado en este periódico el pasado domingo. Tres días más tarde, su padre, Javier García, ofrecía su versión en estas mismas páginas. A continuación, ambos ofrecen detalles de sus respectivas experiencias.
Más información: https://www.lne.es/asturias/2023/02/26/silenciosas-batallas-quinta-planta-huca-83738645.html