Va a hacer casi un año que trabajadores del SAMU tuvimos una reunión con la Gerencia del SESPA (19 de abril 2018) donde expusimos una serie de reivindicaciones. No pedíamos el oro y el moro, no. Es mas a la otra parte, la contratante, todo le pareció de lo más racional y argumentado.
Prometieron hacernos propuestas y se habló del plazo de un mes para ponerlas encima de la mesa. Pasó el mes y no solo no lo hicieron sino que en la siguiente reunión (forzada por nosotros, se celebró a mediados de julio) se hicieron los nuevos.
El pago incentivado de la jornada laboral ordinaria realizada en festivos especiales (tal y como sucede en otros estamentos del sistema sanitario o en otro colectivos dedicados a la emergencias) fue misión imposible. Con el incremento de la productividad fija, basada en que damos cobertura a varias áreas sanitarias de manera versátil y flexible y en que formamos parte de la puerta de entrada y de la atención inicial de códigos tan importantes para los ciudadanos de nuestra comunidad como el ictus y el corazón…tampoco les pareció a bien hacer ninguna propuesta.
Y aquí estamos casi un año después prácticamente en el punto de partida y con las mismas actitudes porque hace poco nos prometieron que nos llamarían a lo largo de la semana pasada para reunirnos y ¡ohhh sorpresa! de nuevo el silencio.
Qué fácil es dar palmaditas en la espalda…hacer promesas…decir cuanto se comprende una situación y que difícil comprometerse realmente y manteniendo la palabra… como dice una canción el anillo (el del compromiso)…”pa” cuando.
Por eso aprovechando el ambiente festivo del Carnaval y parafraseando esa canción les preguntamos…y el SAMU “PA”CUANDO.